Iglesia que desde fuera puede engañar, pero una vez dentro es muy grande, además de que se visita un museo por la parte de atrás del Altar que merece la pena visitarlo, destacando unas fotos de la rehabilitación de la iglesia así como algunas piezas sobre todo las que son en relieve, además de la estupenda sillería con esos fabulosos relieves en la madera.

Cada pieza tiene su cartel explicativo que es de agradecer aunque como siempre en este tipo de lugares la iluminación a veces perjudica poder leer o sacar fotos de los mismos.

Una cosa que me sorprendió bastante es la iluminación que tiene natural, como siempre me fijo en las cúpulas y techos y detalles arquitectónicos.

El precio de la entrada son 3€ pero yo entré gratis con la entrada de la Catedral (no se si es siempre así).